A 80 kilómetros de Mérida, la comunidad costera de San Crisanto, cercana a Telchac Puerto, ha sido reconocida internacionalmente por su modelo de turismo sustentable, el cual equilibra el desarrollo económico con la conservación ambiental. Este reconocimiento se consolidó recientemente al ser galardonada con el Green Destination Story Awards en la categoría de Naturaleza y Paisaje, durante la cumbre turística ITB Berlín 2025.
¿Cómo inició el proyecto de San Crisanto?
La historia de éxito comenzó hace más de 30 años, cuando los habitantes iniciaron un proyecto de restauración de manglares en respuesta a los daños causados por fenómenos meteorológicos. Desde entonces, el compromiso colectivo con el medio ambiente ha transformado a San Crisanto en un referente del ecoturismo.
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El premio fue recibido por José Inés Loría Palma, director de la asociación civil Ejido San Crisanto, quien señaló que este logro de San Crisanto posiciona al puerto entre las 100 mejores historias de turismo sustentable a nivel mundial.
“Este reconocimiento valida el impacto positivo que nuestro modelo ha tenido en la vida de la comunidad, demostrando que es posible conservar y prosperar al mismo tiempo”, declaró.
Las actividades turísticas en San Crisanto incluyen paseos en lancha por manglares, observación de aves, playas tranquilas, y la producción artesanal de sal. La infraestructura turística se ha desarrollado bajo principios de sostenibilidad, con alojamientos que respetan el entorno y fomentan el empleo local.
Este dato refleja el éxito del modelo comunitario, que distribuye de manera equitativa los beneficios del turismo, priorizando el bienestar social y ambiental.
Un destino reconocido en el plano internacional
San Crisanto fue seleccionado entre más de 120 proyectos de diferentes países, gracias a su capacidad de integrar cultura local, gestión turística planificada y protección del entorno natural. La comunidad ha evitado el turismo masivo y ha optado por una oferta controlada que respeta su identidad y su ecosistema.
Este caso sirve como inspiración para otras regiones del estado de Yucatán que buscan implementar modelos de turismo responsable. Con una visión a largo plazo y la participación activa de sus habitantes, este pequeño puerto demuestra que es posible alcanzar el desarrollo sin sacrificar el medio ambiente.